Típico que estás en una conversación con alguien que te está platicando sobre su nuevo trabajo, el maratón que corrió o su próximo viaje a realizar. Escuchas la conversación y te alegra que le esté yendo tan padre, pero también te entran las ganas de poder contar una experiencia de esas características. Por consiguiente, comparas (error terrible) tu vida con la de esas personas que parecen ser “súper productivas”y, de la nada, sientes que no haz hecho nada de valor hasta el momento, que no vas por el camino correcto.

Nos llenamos la cabeza de preguntas, de dudas que nacen de sobrepensar (otro error terrible) nuestra vida diaria. Algunos de los cuestionamientos más comunes que nos hacemos a nosotros mismos son: ¿Estoy haciendo las cosas bien? ¿Por qué todos parecen estar haciendo algo de provecho menos yo? ¿Debo de cambiar mis decisiones?

Lo primero que quiero que tengas muy claro es que cada vida es distinta. Para bien, o para mal, cada persona tiene una historia diferente, gustos propias y objetivos variados. Tal vez creas que eres la persona que menos claro tiene hacia donde va, pero no. El hecho de tener claro que tu vida tiene que tener un rumbo, ya es un paso gigante. He conocido muchas personas (espero que tú no seas una de ellas) que se han pasado sus días repitiendo rutinas sin cuestionarlas, viviendo en modo automático… o mejor dicho, en neutral.

Para esas personas, a las que llamaremos “carros estándar”, no les funciona el freno de mano, y si la calle es una colina, sólo se dejan llevar hasta que chocan con algo que las detiene. Pero de igual forma, si la calle es una recta, pues no se mueven y ya, por eso, porque siempre están en modo neutral.

Por otro lado, solemos creer que vamos por el camino incorrecto cuando nuestras metas o sueños son igual de inalcanzables que sacarse la lotería, o al menos así lo parecen. O porque comenzamos nuestra vida profesional con un trabajo de oficina, y no somos los grandes triunfadores emprendedores millonarios que nos venden como la “vida ideal”. Y la verdad, es que no la hay, la vida es tal y cómo la hemos vivido noche y día.

Para saber si estás en el camino correcto, analiza quién va de la mano contigo, qué actividades realizas a diario, qué programas ves en la televisión (y no me digas que no la ves), qué ordenas cuando vas a un restaurante, qué te da risa, con qué sueñas cuando duermes, en qué piensas cuando vas en carretera, etc. Esos pequeños detalles son indicadores muy fuertes de cómo somos y a qué aspiramos, el camino correcto es aquel que sus cimientos van acorde a lo que realmente somos, y no a lo que queremos platicarle a los demás.

Por último, te comparto unos puntos rápidos (así como Adal Ramones) para mantenerte en el camino correcto:

-Nunca te avergüences de las decisiones que una vez te hicieron feliz, tal vez ahora las veas como uno de los peores errores de tu vida, pero mira que te llevaron a madurar y a crecer.
-No tengas miedo de pedir ayuda.
-Acepta tus errores, tus defectos y tus áreas de oportunidad.
-No midas tus objetivos sólo en cuestiones económicas.
-Emprender es increíble, pero no es para todos. No consideres que fracasaste nada más porque eres empleado y no jefe de un negocio propio.
-Nunca dejes de aprender.
-Si algo no te gusta, cámbialo.

Cierro con una pregunta: ¿A dónde te lleva el camino correcto?

Originally posted 2015-11-30 01:05:03.

Published by Ileana Caschi

Comunicóloga. 30 años. Slytherin. Comparto contenido sobre comunicación y finanzas personales. Si deseas contactarme puedes hacerlo por aquí mismo. Un gusto tenerte por mi blog ¡Gracias por leer!