Una de las aplicaciones que llegó para reinar es Whatsapp, y no tanto porque haya desplazado al gigante que era Blackberry Messenger, sino porque cambió drásticamente la manera en que se dan toda clase de relaciones sociales.  Antes, los mensajes SMS y las llamadas eran las formas en que podíamos localizar a una persona, saber qué hacía o interactuar con ella. Ahora, las dobles “palomitas verdes” y “la última conexión” son factores para que unos novios la pasen muy bien, o tengan una de sus peores peleas.

El Whatsapp, o “guats”, el hijo pródigo del Msn Messenger, es el servicio de mensajería más usado en nuestros tiempos. Con algunas moscas como el Viber (que yo considero mejor) o Line (Yo tampoco lo uso), pero que se lleva las listas de todas las tiendas de aplicaciones. Gracias a esta aplicación, se cambia la forma o dinámica en la que utilizamos la tecnología para comunicarnos.

De igual forma, ya no tienes que gastar un peso por cada uno de tus amigos que quieres invitar a tu casa, pues los grupos permiten enviar el mismo mensaje con varios destinatarios; incluso mandarle uno a todos tus contactos, así como si invadir la privacidad de alguien no fuera nada molesto.

Otro aspecto muy interesante es el uso de fotografías, videos y notas de voz. Recuerdo cuando antes tenías que elegir si querías enviar un SMS o un MMS, que obviamente el segundo era más caro, si deseabas enviar contenido que no fuera texto. Ahora enviamos imágenes y videos al por mayor, lo que ha sido un factor impresionante para que un contenido se haga viral. Para ver un video donde alguien se cae ya no tenemos que entrar a Youtube y buscarlo, pues alguien, en cualquier momento, te lo puede enviar por Whatsapp.

Todo esto es una bola de nieve, que se junta y nos hace volvernos dependientes de una aplicación, que nos hace checar constantemente el celular y estar pegados a él todo el día. La verdad, puedo considerarlo el factor más importante por el que nos volvemos dependientes de un móvil, pues sabemos que es la forma más fácil de que alguien nos localice. Si a eso le sumamos que ahora la mayoría de las personas tienen un teléfono con esta aplicación, entonces se magnifica la posibilidad de personas con quién hablar.

El sólo hecho de que tu novio no te conteste, y tenga una conexión después de que enviaste el mensaje, ya es suficiente razón ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que el país declare la guerra en contra de su peor enemigo que es: tu novio. Además, es muy común que los grupos de Whatsapp sean delimitador oficial de los grupos de amigos, y si no estás en uno, automáticamente te sientes fuera del grupo.

Confiamos tanto en esta aplicación que dejamos de usar la función más importante del celular: Llamar. Lo más triste de todo, es que dejamos de estar poniendo atención cuando estás hablando con alguien en persona, pues la conversación de Whatsapp se antepone como prioridad, como si la ley penara dejar incompleta una conversación.

Yo no estoy en contra del uso de la tecnología para comunicarse, al contrario, qué mejor que mejorar los procesos para hacerlos más rápidos y efectivos; pero en ningún momento debe sustituir a las formas clásicas y claves de hacerlo, como estar cara a cara con alguien.

Para que se den cuenta a dónde va todo esto: ¿Quién todavía recibe llamadas personales a su casa?

Y un dato interesante sobre Whatsapp: Jamás habrá una versión para PC, Mac, Linux, lavadora, refrigerador, podadora, etc.

 

Originally posted 2015-01-20 04:34:33.

Published by Ileana Caschi

Comunicóloga. 30 años. Slytherin. Comparto contenido sobre comunicación y finanzas personales. Si deseas contactarme puedes hacerlo por aquí mismo. Un gusto tenerte por mi blog ¡Gracias por leer!