¿Qué tiene que ver la farándula con la política? ¿Qué experiencia para legislar puede tener una figura mediática de comedia? ¿Hasta dónde llega la capacidad de una persona para fingir que sabe sobre gobierno? ¿Por qué tenemos “celebridades” como candidatos?

Ya iniciaron las campañas electorales de este año, y desde los comienzos del mismo, hemos tenido diferentes “sorpresitas” con los candidatos. En lugar de postular a personas con un respaldo académico y/o profesional en materia de legislación federal, los partidos políticos deciden que lo congruente e inteligente es que sus futuros diputados sean personalidades de los medios, para protagonizar la siguiente novela titulada: LXII legislatura.

La pregunta del millón es ¿Por qué?, y puede que existan muchas razones. Por supuesto que muchos recurren a las figuras mediáticas para mantener un registro como partido político; otros dirán que es su última carta a jugar contra un adversario muy poderoso. Pero no sólo es eso, también existe una razón que respalda la teoría de la comunicación aplicada a la ciencia política.

Si analizamos la campaña política como una carrera de caballitos (de esas que hay en la feria, y que el caballo avanza mientras avientas una pelota y cae en diferentes agujeros), todos los candidatos normalmente inician pues… al principio de su contienda. Las primeras pelotas que debes echar giran en torno a la imagen y al posicionamiento de un candidato en torno a los ciudadanos que van a votar en su distrito. Pero si sabemos que dicha población casi no vota, o si lo hace, se rige por lo que ve en los medios; es mucho más fácil llegarle por el galán de telenovela, que por un spot comercial.

Al postular a un actor, el caballo comienza su carrera mucho más adelanta que los demás. La audiencia lo sigue durante toda la campaña no porque le interese sus propuestas o proyectos, sino porque es el mismo seguimiento que le das en una telenovela. Te interesa saber el final, y si tú como espectador puedes intervenir en él, entonces lo vas a hacer. Estamos en un punto tan bajo de participación e interés electoral, que más vale postular a alguien que conozcas por un talk show, que por su trayectoria política.

Llevo tiempo trabajando en, lo que yo diría, podría ser una teoría de la comunicación: Relaciones parasociales. Básicamente explican perfectamente el fenómeno antes mencionado, pues son falsas relaciones sociales que generas con los personajes mediáticos, y que te hace sentir que los conoces. Por eso, más vale malo por conocido, que bueno por conocer.

En Chihuahua tenemos el caso de un cantante que se postula como candidato a diputado federal. Muchos lo ven como un chiste, otros como el nacimiento de una nueva clase política. Yo considero que se ha subestimado tanto al electorado, que un concierto o un programa de televisión, vale más que tu propio gobierno.

Por último, te invito a que me digas ¿Qué piensas de estos candidatos? Y pues ya de pasada ¿Qué podemos esperar de estas elecciones? (Y si te gustó el artículo, te invito a compartir y a comentar).

 

 

Originally posted 2015-04-06 18:17:42.

Published by Ileana Caschi

Comunicóloga. 30 años. Slytherin. Comparto contenido sobre comunicación y finanzas personales. Si deseas contactarme puedes hacerlo por aquí mismo. Un gusto tenerte por mi blog ¡Gracias por leer!