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InstaVida: La vida a través de los filtros de Instagram

Antes de qué otra cosa pase, quiero aclarar que yo soy una usuaria traumada por esta red social. No estoy libre de pecado, y creo que esto me da el derecho de poder hablar de cómo vemos la realidad, después de que le ponemos filtros de Instagram. Espero ser lo suficientemente objetiva.

Sin duda, la manera en que tomamos fotografías se modificó totalmente después de que Instagram revolucionara la forma en que editamos las fotos. Cualquier otra aplicación, incluso los ajustes que traen los mismos teléfonos, nos permitían manejar luz, contraste o color. Tenías que editar la fotografía de manera manual, haciendo bastante tedioso este proceso.

Instagram supo que darle al usuario filtros pre-establecidos, le iba a ahorrar tiempo pero además, haría que sus fotografías tomaran otro sentido. Tal vez estuvimos en un lugar con poca luz, o las imperfecciones de nuestro rostro son muy evidentes, pero con los filtros que esta red nos proporcionaba, podíamos eliminar esas “incomodidades” que nos quitaban un poco de identidad, para ganar más likes en internet.

Hace un rato me tocó escuchar un comentario de una adolescente, referente a una fotografía sin ningún tipo de retoque o edición. Ella exclamó: “¿Sin filtros de Instagram? ¿Entonces cómo me voy a ver bonita?”.

Independientemente de que la chavita tenía el autoestima en los suelos, me di cuenta que la mayoría de las personas ya dependen de los filtros para editar y compartir sus fotografías. Pero para los adolescentes, a diferencia de los que crecimos sin internet, viven esperando likes o comentarios de Facebook; ahora también miran su realidad a través de un sepia o un blanco y negro. Para ellos, no existe la posibilidad de subir fotografías sin retoque, pues su popularidad o fama se vería afectada.

Pero no es sólo eso: Las fotografías que subimos a Instagram nos presentan una realidad mucho más aspiracional e irreal de la que realmente vivimos. Vemos fotografías en lugares excéntricos, platillos de comida (que puede ser de lo más común, pero presentada de una forma extravagante), viajes, regalos, reconocimientos, etc. incluso el mismo amor. Las fotografías que vemos muestran el lado soñado de cómo nos gustarían que sucedieran las cosas de verdad, incluso recreamos una situación para que podamos compartir con alguien algo que ni siquiera pasó. Por ejemplo: “Tómame una foto como que no me doy cuenta”.

Lo curioso es que estamos bombardeados de tantas fotografías con las vidas increíbles de los demás, que encontramos demasiado miserable la nuestra. Esto tiene como consecuencia que busquemos crear nuestros propios momentos increíbles, perfectos para aparecer en una fotografía, con un buen filtro y generar muchos likes. Es como si todos compitiéramos entre sí para ver quién se la pasa mejor, quién tiene la fiesta más increíble, quién se la pasó más padre… quién es mejor.

Un buena amigo me compartió la siguiente cuenta de Instagram: Socality Barbie, un usuario representado por este famoso juguete, que ridiculiza todas las fotografías cliché de esta red social. Vemos fotografías con el típico café (que casi siempre es Starbucks), los lentes hipsters, las piernas en la playa, la comida, viendo a la lluvia, etc. Fotografías que todos nos hemos tomado, formando parte de esta nueva ironía donde todos queremos ser cool y diferentes, pero volviéndonos iguales.

Por último, y como lo hacen otras redes, Instagram nos hace sentir que estamos cerca de los famosos. Yo, por ejemplo, sigo a varios futbolistas o artistas. Veo en tiempo real cuando comparten sus fotos, le doy like o comento. Una vez más estamos siendo parte de una interacción parasocial potencializada por una red social. 

No estoy satanizando a Instagram, no les digo que no lo usen. Solo quiero que hagamos una reflexión de dónde estamos, cómo era la forma de ver la realidad pura y sin filtros, y cómo estamos ahora. No te preocupes si crees que tu vida no es interesante, tal vez la otra persona lo único que sabe es usar filtros para editar.

Si estás de acuerdo, o si sentiste la pedrada, te invito a compartir o a comentar. De todas formas, todos somos parte de esta nueva InstaVida. Y te recuerdo una cosa: Podrás usar todo tipo de retoques en las fotos, pero nuestra realidad… Esa sí no tiene filtros de Instagram.

P.D. Gracias Alonso, por la inspiración.

www.alonsohernandezo.com

Originally posted 2015-09-24 02:07:59.

3 responses to “InstaVida: La vida a través de los filtros de Instagram”

  1. Alonso. Avatar
    Alonso.

    Qué onda Ileana, bastante bueno el artículo Me quedo con esta reflexión: “…viajes, regalos, reconocimientos, etc. incluso el mismo amor. Las fotografías que vemos muestran el lado soñado de cómo nos gustarían que sucedieran las cosas de verdad”.

    Lo cual me hace llegar a una idea: “Si vendemos una vida que no es tal y como la vendemos (soñada), ¿cómo llegaremos a alcanzar nuestros más profundos anhelos?”

    Debemos ser francos sobre dónde estamos parados, no maquillarlo a través de filtros, para así poder a llegar a vivr una vida dónde no necesitemos filtros y likes para sentirnos bien con nosotros mismos.

    Te mando un fuerte Abrazo Ileana!

  2. Fer Avatar
    Fer

    Hola Ile!! Totalmente de acuerdo, me sentí totalmente identificada con la alumnita… Los filtros de instagram son parecidos al maquillaje, nos ayudan a vernos como quisiéramos ser y levantan el ánimo de quienes tenemos problemas de autoestima (como el 99.9% de la población). Las redes sociales muchas veces muestran las carencias que tenemos como sociedad, y lejos de hacernos más auténticos como personas, nos comportamos como productos mercadeables deseosos de obtener la aceptación ajena.

  3. Fer Avatar
    Fer

    Hola Ile!! Totalmente de acuerdo, me sentí totalmente identificada con la alumnita… Los filtros de instagram son parecidos al maquillaje, nos ayudan a vernos como quisiéramos ser y levantan el ánimo de quienes tenemos problemas de autoestima (como el 99.9% de la población). Las redes sociales muchas veces muestran las carencias que tenemos como sociedad, y lejos de hacernos más auténticos como personas, nos comportamos como productos mercadeables deseosos de obtener la aceptación ajena…

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