En cualquier lugar donde nos toque convivir o trabajar con personas, veremos un “fenómeno” muy común: La mentalidad de los mínimos. Básicamente se trata de la forma en que las personas ejecutan una tarea, la que sea, desde servir un plato con comida, hasta una estrategia empresarial.
Lo anterior se enfoca en cómo se hace. Todos conocemos a una persona que solamente hace lo que se le pide, no va más allá ni le da un valor agregado a su trabajo. Y quiero aclarar que no todas las tareas lo requieren, pero sí la mayoría, sobre todo las que se enfocan en una progresión de objetivos.
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Si ponemos un ejemplo de la vida personal, imagina una relación sentimental donde ninguna de las partes hace “más de lo que le corresponde”; no hay nada adicional, no hay un muestra de cariño fuera de lo común, no hay eventos que rompan la rutina, no hay cumplidos adicionales ni ninguna de las partes espera algo del otro…¿Qué aburrido, no?
Estoy de acuerdo que los novios cumplen con lo que les toca, en formar una relación, pero ninguno sigue demostrando y cosechando interés de su pareja. Igual sucede en la vida laboral: En teoría, todos los puestos tienen una descripción y los colaboradores tienen que cumplir con el perfil, así como palomear las tareas que les corresponden. Pero una empresa no se conforma solo de eso, se conforma de nuevas propuestas que surgen cuando el empleado está comprometido con la marca.
¿Por qué se llega a esta mentalidad? ¿Por qué un colaborador deja de esforzarse por superar las expectativas? En la mayoría de los casos sucede por dos razones: Una mala selección de personal y/o por un mal liderazgo. No necesariamente tienen que ser las dos, puede ser solamente una, pero casi siempre la mala selección del personal viene por un liderazgo que tiene una mala perspectiva de su equipo de trabajo.
Bueno ¿Y si ya he detectado compañeros de trabajo con este paradigma? ¿Cómo trabajar en equipo para eliminarlo? Primero que nada debe de existir un principio de comunicación muy efectiva, que permita al colaborador sentirse con la confianza suficiente de acercarse a compañeros y/o superiores para externar alguna inconformidad (Pues es la razón principal del poco interés en superar las expectativas).
Otro aspecto interesante son las metas inalcanzables. Me queda claro que siempre hay que superar un objetivo cumplido, pero resulta frustrante para el colaborador sentir que “nunca da en el clavo”. Un superior exigente puede convertirse en un “jefe imposible de satisfacer” y eso le pega directamente al moral del empleado.
Además están la distribución de las tareas. No porque una persona sea buena significa que debes retirar responsabilidades de otra que no, para entregárselas. Todos los colaboradores tienen una capacidad y si se sobrecarga, el empleado no cumplirá la expectativa. Simplemente, “el que mucho abarca, poco aprieta”. Lo que realmente se tiene que trabajar es en el empleado que puede mejorar, solo es cuestión de una correcta asesoría.
Si tú sabes que tu compañero solamente hace “lo que le toca”, es importante que hables con él de una forma sencilla y sin tono agresivo. A fin de cuentas, todos trabajan en el mismo lugar porque tienen intereses a fines (o deberían….). Tener apertura al diálogo es la semilla de la confianza, siémbrala en tu equipo de trabajo y ellos solos harán su mejor esfuerzo sin tener que pedírselos.
[Tweet “¿En qué forma sirves tú de ejemplo en un equipo de trabajo?”]
Por último, piensa en ti mismo(a). Te invito a repasar la forma en que ejecutas una tarea, y si consideras que podrías brindar un valor agregado cada vez que te la solicitan. Los profesionistas que destacan son los que logran un diferenciador respecto a sus colegas. Y tengo una pregunta ¿En qué forma sirves tú de ejemplo en un equipo de trabajo?
¡Gracias por leer!
Originally posted 2017-08-14 01:22:12.
Comunicóloga. 30 años. Slytherin. Comparto contenido sobre comunicación y finanzas personales. Si deseas contactarme puedes hacerlo por aquí mismo. Un gusto tenerte por mi blog ¡Gracias por leer!
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