Desde temprana edad, nos educan para que seamos personas y profesionistas éticos. Nos preparan para buscar los mejores lineamientos del bien común, y para identificar todas aquellas situaciones donde se puede cometer un error que perjudique a alguien más.

En la enseñanza, se maneja la ética como el principio fundamental del desempeño de las personas dentro de una sociedad, siendo un mecanismo regulador de acciones que, en teoría, debe mantener el orden común y el bienestar en general.

También se habla de un concepto muy apegado a la ética: La moral.  Tanto en acciones, como en pensamientos, este término supone una normativa de comportamiento que estandariza a las personas. Se dice que una persona que tiene moral, es aquella que sabe dar el valor a sus acciones y cabe en ella la prudencia de llevarlas acabo.

Son dos conceptos que van de la mano, pero es importantísimo estar al tanto de que no son lo mismo. Por un lado, la ética refiere a los postulados teóricos y en el marco contextual en el que se desarrollan las acciones del hombre. Si lo queremos entender de esta forma, la ética es lo que se enseña y la moral es lo que se pone en práctica.

Pero también nos lleva a un dilema entender “un hecho moral”, puesto que es uno de los conceptos más subjetivos que puede haber. De la misma forma, se tiende a confundir con otros aspectos que rodean al ser humano, tal como la religión.

Muchas personas consideran que una persona “religiosa” automáticamente es “buena”. También consideran que la moral debe de regular el comportamiento por igual de todas las personas, siendo que cada quién tiene una vida distinta; por tanto, una visión diferente de la realidad.

Aquí entramos en un dilema: ¿La moral es un estándar de comportamiento, o es una manipulación de la realidad a favor de un grupo de personas? Por ejemplo: Se nos inculcan valores que, supuestamente, son pilares del carácter y que buscan que una persona haga el bien. Pero, más allá del bien común, muchas veces estas situaciones giran en torno al bienestar de algunas personas, nada más. Entonces la moral se convierte en una flecha que apunta a quién va a beneficiar una acción, y a quién no.

En situaciones comunes, y por lo general, la moral se confunde con el beneficio propio; entendiéndose entonces como la inteligencia para beneficiarse a uno mismo, o a las personas que son cercanas a uno. Otro ejemplo es el nepotismo, calificado como un acto negativo y que perjudica a la sociedad. Pero en un contexto personal, si “A” fuera presidente de la nación, y “B” necesita ayuda, evidentemente lo invitaría a un puesto de gobierno.

Lo que se trata de entender es que la moral se basa en los juicios personales y subjetivos, descalificándola como un estándar para la sociedad. Desgraciadamente, las personas desarrollan sus acciones en base a sus intereses propios, por lo que “lo bueno” sólo es lo que beneficia a los involucrados.

Ahora que si ponemos la ética y la moral en un plano del ejercicio profesional, el abanico de posibilidades aumenta. Siempre hay personas que buscarán beneficiarse mediante tu trabajo, por lo tanto, van a intervenir en él. Siempre habrá intereses que tendrás que defender, o empresas que respaldan tus acciones, pero que también las vigilan.

En el caso de los comunicólogos y periodistas, además de que su trabajo es de conocimiento masivo, manejan la imagen de muchas personas con cierto reconocimiento o poder dentro de la sociedad. La raíz de las manipulaciones en los medios, y el control de todos aquellos profesionistas de la comunicación, es esa capacidad de mantener cierto “status” en la sociedad.

Una persona se convierte en una figura pública que ahora depende de lo que los medios muestren. De ahí emana la inestabilidad ética de los profesionistas que giran alrededor. Si a esto le sumamos que hay personas que asumen el poder de “comunicadores”, sin tener una formación, son mucho más manipulables; además de la tendencia a buscar una remuneración económica sobre el ejercicio profesional ideal.

Lo peor de todo, es que la ética no se nota a simple vista. Una persona que no la lleva consigo, puede pasar desapercibida y afectar a muchas personas a su alrededor. Este es uno de los puntos más importantes de la formación e cada persona: No aparentar una formación que no se tiene.

¿Se logrará erradicar la ausencia de la ética en el ejercicio profesional? Y se delimita la pregunta “en el ejercicio profesional”, porque en la vida personal es casi imposible. El ejercicio profesional se desarrolla en un ambiente de búsqueda de mejoras económicas y de nivel, y precisamente por ambas cosas es que la ética se cae ante la diferencia que existe entre “ambición” y “avaricia”.

En el contexto personal, incluso es definir qué sí es ético y moral, y qué no lo es. La subjetividad de los parámetros involucrados en cada caso hacen imposible determinar cuando un hecho es correcto. Incluso se refuta la idea “entre más personas salgan beneficiadas, mejor”, porque entonces muchísimos actos  terribles realizados por los seres humanos serían sustentados como “válidos”.

Partimos de hechos que solamente envuelven a los actores involucrados, intervenir supondría un conocimiento profundo de todo, pero mientras se tenga una visión externa de las cosas, eso será imposible. Sí existe la posibilidad de juzgar actos ajenos, pero sería muy poco atinado dar por hecho que esa postura es la correcta.

La naturaleza human gira alrededor de un mundo de posibilidades, pero vivimos en un mundo mediatizado y controlado, que se impone ante esa misma naturaleza. Ningún ser humano es igual a otro, entender una decisión ajena sería tan difícil como poder juntar el agua y el aceite.

Lo que las personas deben aprender hacer, dentro de su misma ética, es a razonar todo acto humano, ajeno o personal. Esto será la base para un pensamiento crítico y más cercano a la realidad.

Dios nos dio dos oídos y una boca, para escuchar más y hablar menos

Originally posted 2015-11-07 20:03:08.

Published by Ileana Caschi

Comunicóloga. 30 años. Slytherin. Comparto contenido sobre comunicación y finanzas personales. Si deseas contactarme puedes hacerlo por aquí mismo. Un gusto tenerte por mi blog ¡Gracias por leer!